Hola y adiós. Después de Bonjour Tristesse, Adieu Philippine. Han pasado dos años. Era el 58, ahora es el 60, pero todavía es tiempo de ocio, se baila en los bares subterráneos de París, se baja al sur buscando el mar o el paraíso y se intenta pasar del dos al tres sin que nada se rompa.
La semana pasada un padre y una hija eran, o se creían, la pareja perfecta, un mundo aparte, 100% diversión apuntaba ella en una pizarra, y entonces llegaba una tercera persona y lo que parecía el paraíso tomaba otro aspecto y la pareja perfecta era incapaz de convertirse en el trío perfecto.
Esta semana hay dos amigas inseparables, Juliette y Lilianne, dos chicas jóvenes que ni viven ni quieren vivir como sus madres, que lo mismo se quedan a las puertas de la tele, dos curiosas más entre la multitud, que intentan trabajar de actrices en publicidad o se dejan regalar zapatos por señores más mayores.
Son dos y apenas ha empezado la película que ya hay un tercero, Michel, joven y también diferente de sus padres, con bigotito y muy lanzado. Michel trabaja en la televisión sujetando cables y pronto se tendrá que ir a filas. En aquellos años ir a filas significa ir a la guerra de Argelia y quizás esa sombra lo hace aún más joven y lanzado.
Juliette y Lilianne y Michel son, como el padre y la hija de la semana pasada, frívolos, más ligeros que el aire, aunque a veces un golpe de viento hace nacer una tristeza o un enfado. Con la ligereza aparente de una apuesta, las dos chicas juegan a salir con Michel y Michel juega a salir con ellas, y eso parece que podría romper la amistad de Juliette y Lilianne pero en realidad, si uno se fija bien, estos tres se disputan entre ellos, pero si llega el resto del mundo hacen piña, no hay cuarto que pueda entrar en ese trío.
Y todo esto sucede, ya lo decíamos, en 1960, y los bailes y la publicidad y la tele y los clubes de vacaciones y sobre todo la juventud se filman con alegría, como un mundo recién nacido que todavía no se sabía qué camino tomaría.
Una película donde a uno le entran ganas de conocer el nombre y los pasos de todos los bailes, donde la emoción va y viene a rachas, como a oleadas, como viene y se va la música, como viene y se va la tristeza, sin dejar huella, todo borrado por un estallido de risa a dos o a tres.
Y es este martes, a las ocho, en el cine-club de La Morada.