Proyección: próximo martes 13.08.13 a las 20h en el cine-club del
CSOA La Morada.
*** por Daniel Sendrós, del programa de Cine Club Núcleo, 26 de abril de 1992, Buenos Aires.
De lejos. Si la semana pasada fue echarse a la carretera, a la sabana, al bosque, al río en Nigeria, con ese convoy mínimo, para tres y al menos uno más, Jean Rouch y su cámara y un coche a pedazos recompuestos con el que se iba desmontando y montando la historia -un viaje que desemboca felizmente en otro viaje-, esta semana en Et la lumière fut (Y la luz se hizo, 1989) la resistencia consiste en quedarse, en el conseguir permanecer en la aldea: un pueblito a la vez real e ideado por el guionista y director georgiano Otar Iosseliani en el sur de Senegal. Allí donde Okonoro repudia consecutivamente a sus dos maridos, las mujeres cazan, los hombres lavan en el río, las jóvenes premian con un montón de plátanos la pericia sexual de sus amantes, hay rituales para hacer llover y resucitar a los muertos y se cantan canciones para celebrar los acuerdos de las asambleas. Un lugar del que marcharse definitivamente supondrá irse a vivir entre la chatarra que se acumula en los suburbios de la ciudad y en el que quedarse obliga convivir con la humareda de un camión que a diario transporta enormes troncos de los árboles talados. Árboles cuya caída, cada vez más cercana, resulta estruendosa, amenazadora y, por momentos, bella. Et la lumière fut parecería comenzar con una trampa: nos pone en disposición de preveer lo que vamos a ver bajo el código de un documental sobre un lugar de África, con mucho del tipismo y de la solemnidad propia del acercamiento naturalista; pero poco a poco percibimos señales de algo que incomoda y fascina: la imagen acelerada del sol saliendo ¿es acaso el recurso típico o la posibilidad de que el sol salga a esa velocidad? Como en un cuadro de Magritte, estas señales parecen decirnos: “Esto no es un documental”. Pero hay algo sospechoso, además, en el atrevimiento de inventar una cultura, su cotidianidad, su magia, su mitología. ¿No sería ésta la mirada a la vez fascinada y ciega de unos neocolonos filmando sobre lo opaco de una realidad ajena su exotismo? El documentalista Iosseliani se hace cargo de este conflicto. De hecho, de ahí parte la auto-ironía presente en toda la película –ironía sobre el punto de vista, no sobre aquello que filma-, que se hace muy evidente cuando él mismo y su ayudante de realización aparecen fugazmente como turistas haciendo un picnic cerca de la aldea y mirando por los prismáticos dicen “Oh, c’est beau!”. Aquí fantasear con inventar una cultura es asumir el riesgo para delatar las tensiones de su desaparición, una desaparición de lo comunitario que incumbe a todos. La mirada como desde lejos, excéntrica, tan propia del cine de Iosseliani -en la etapa inicial en su Georgia natal y después en Francia en sus años de exilio por el régimen soviético-, está muy presente en esta película, por ejemplo, en el hecho de no traducir ningún diálogo en dialecto Diola salvo en escasos carteles que recuerdan al cine mudo. Un mirar de lejos pero con detalle, con la minuciosidad del observador que trama una cercanía y que se propone captar cierta luz, no alumbrarla; como la luz de los faros del camión que nos permiten ver al pasar una danza ritual nocturna o la luz que los aldeanos presencian al juntarse cada atardecer para ver ponerse el sol. Proyección: próximo martes 13.08.13 a las 20h en el cine-club del CSOA La Morada. '"La destrucción de la cultura vincular es el mayor daño que ocasiona la sociedad contemporánea. A través de todas mis películas he tratado de reflejar esta fragilidad, que corresponde a la pérdida de la espiritualidad”, ha dicho el autor. Pero de ningún modo hace aquí una elegía del buen salvaje, ni un lamento por las cosmovisiones que desaparecen, ni un grito denunciando la pérdida irreparable de los bosques. Simplemente cuenta cómo son las cosas. Y lo hace con humor fresco, lucidez expositiva y poesía simple, en el estilo sencillo del cine africano cuya voz adopta."
*** por Daniel Sendrós, del programa de Cine Club Núcleo, 26 de abril de 1992, Buenos Aires.
0 Comments
Leave a Reply. |
Programas
Abril 2016
Programadoras
Todo
|