En Shara el espacio del barrio era un laberinto lleno de rincones singulares, que corrían frente a la mirada por una fracción de segundo o quedaban para siempre en el recuerdo por haber albergado una pérdida, un beso... Algunos de ellos estaban ocupados por vegetación, como si el lugar fuese un punto medio entre lo rural y lo urbano, y eso llevó a hablar de los árboles y la hierba, y una cosa llevó a la otra y alguien recordó las vainas de La invasión de los ladrones de cuerpos. Mientras escribo esto, me doy cuenta de que no fui yo el que lo hizo. ¿Por qué la presento yo, entonces? Alguien me la ha liado y me entero 5 días después.
Pero así es la vida, ¿verdad? Te echas a dormir y ya no existes, pero para todos los demás sigues ahí, caminas, hablas, comes, y si acaso tus seres más cercanos se darán cuenta de que algo raro pasa, porque esa llama que suele brillar detrás de los ojos se ha apagado. El fin del mundo puede empezar en cualquier sitio: un rincón donde de repente tu hermano desaparece, o la suma de una siesta y una planta.
Se habla a veces de una leyenda llamada “cine moderno”. Unos dicen que empieza con la tortura de Roma, ciudad abierta, otros con los jump cuts de À bout de soufflé, otros con la mujer desaparecida de La aventura. ¡Mal rollo esto de la modernidad! ¡Godard parece el más alegre! Shara se ubica fácilmente aquí, con ese gemelo desaparecido que marca la existencia de todos, aunque por supuesto la vida siga. Pero cómo superar el vértigo de mirar a un rostro de frente y que aunque sea el rostro que conoces, incluso el que amas, esa configuración física querida en realidad no sea la misma, la de siempre pero no la misma. Era otro país, eran otros tiempos, el vértigo debía ser resuelto, pero antes del cine moderno, antes del cine clásico, antes del cine, estaba por ejemplo la literatura de terror: la amenaza de que el universo entero que nos configura podía ser eliminado. Si la amenaza es la del comunismo o la del maccarthismo, hoy no importa mucho, salvo para aquellos a quienes solo les gusta el cine de terror cuando se puede hablar de la película como si no fuera de terror. Ah, las metáforas.
Así pues, este martes 11 en La Morada, a las 20h (ejem), veremos una película muy adecuada para un espacio que puede ser desalojado en cualquier momento. ¿Quién dijo “miedo”?