De la ficción, del cine y también - y quizá con más motivos - del cine de animación espero mundos posibles con los que sentir "oh yeah, qué alegría, así sí". En la película de la semana pasada veíamos un mundo que era así porque sí, como si quisieran decirnos que no hay escapatoria, que sobran las preguntas. ¿Por qué era imposible fugarse en trío a Canadá? Porque sí. ¿Por qué hay que ir de putas? Porque sí. Pero eh, sí nos hacemos preguntas. Por eso alguien dijo que podríamos ver un viaje de fantasía, que es más o menos como preguntarnos a cada quién cómo son esos lugares a los que llegamos fantaseando. También era preguntar qué película fantástica podríamos ver, y de esto salió " El viaje de Chihiro", tal vez por el optimismo de más arriba, el que nos hace esperar del anime la posibilidad de un cuento nuevo.
En esa posibilidad - posibilidad de apertura, de antroposeres asexuados, de brujas cien por cien humanas, de amores horizontales, de autonomía dependiente - reside la razón para juntarnos frente a una peli de dibujos animados que incluye la palabra 'viaje' en su título (en español).
Y sí, quizá luego nos preguntemos por qué nada cambia, por qué hay ahí la espalda de un líder-padre auto satisfecho, por qué una historia más de héroe/héroa/caballero/caballera solitarix y audaz, por qué el amor a base de auxilio desesperado, por qué es pecado no reconocer a tu hijx en una rata, por qué meter el dinerillo y las riquezas en un mismo saco, y seguro seguro mucho más y más.
¿Sí?