Y Leopoldo María, poeta a secas. Que aparece diciendo verdades, citando a nuestros favoritos, exagerando el gesto: fin de la leyenda épica. Y, sobre todo, haciendo aparecer una infancia, lo que puede una sensibilidad, yo nunca me voy a olvidar del capitán Marciales, "el de los discursos", viajando por el mundo junto a Viene-y-va, Prin-la-lá, el gato Tone. El ajuste de cuentas se puebla de repente de personajes inventados y una rara intensidad pasa por ahí, una impresión muy fuerte de ser pequeño, o de haberlo sido.
Las familias no son un asunto familiar. Los Panero hablan y una siente que de verdad vive en un país. Quiero decir, además de en un Estado o ilusión fronteriza o agregado de hombres ilustres o sucesión de batallas y reinados y programas sin relación con la existencia de nadie. Ojalá cada cual se convirtiera en su propio historiador.