"¿Cómo lograr esa vibración nocturna que colma las películas como un secreto? Respuesta: mediante la puesta en escena [mise-en-scène], o mejor dicho mediante la puesta en rumor [mise-en-rumeur], esa capacidad de obtener una atención máxima del espectador sin instalar ningún suspense, privilegiando por el contrario una espera indecisa, una narración brumosa. Tales cineastas no buscan arrebatar, sino procurar una calma particular, una calma que se despliega como el silencio después de la caída en off de un cuerpo en el agua. Se ha oído algo, ahora miramos por todas partes pero no hay nada que salga a flote. Quizás haya que esperar. Nada se oye."
La ausencia presenta una negación propia del medio cinematográfico, una diferencia interna: si algo esta ausente, no está. Es esta inestabilidad la que da lugar a la película, la que pone en marcha el rumor narrativo. Porque la ausencia siempre viene acompañada del interés insatisfecho de aquel que la percibe. Y es así como tanto Arrietta como Bozon, al invertirlo, parecen haber dado con el MacGuffin definitivo. No es un interés inexplicado del protagonista el que hace avanzar la trama en Mods, sino al contrario, es el interés que los demás personajes muestran por la vuelta del protagonista el que inicia la historia y se traslada al espectador, que lo ha de tomar como por acto de fe. A partir de ahí, la deseada conclusión narrativa es evidente, aunque, como la semana pasada, no siempre se tengan que acabar cumpliendo las expectativas.
En Mods (2002), como en Tam Tam (1976), hay un personaje ausente: Edouard. Edouard esta en cama, enfermo, y sus dos hermanos militares, Paul y François, llegan a la residencia de estudiantes donde este vive para averiguar que le pasa y tratar de ayudarle. Todos aquellos con quienes se encuentran en el campus conocen a Edouard y estan preocupados o se ven afectados por su estado pero no pueden más que esperar a que este se recupere.