Viendo Faces estaba contenta de conocer personajes tan francos con su miseria, buscando como sea una vía donde se pueda pasar un buen rato con ella. Elegir no mantenerse sentados encima de su dolor sino convertirlo en espectáculo, un chiste, un baile, me parecía un acto de coraje, les admiraba. Me venía a la cabeza una recopilación de imágenes sueltas de otros dramas - del tipo espacio vacío e impersonal, electrodomésticos robóticos, medicamentos recetados, sábanas arrugadas, personajes con tics - y me provocaban una sensación de bloqueo. Me alegraba de no estar atrapada en estas imágenes junto a personajes (actores) que reprimen lo que les pasa porque si lo muestran entonces ya no estará; me alegraba de estar viendo otra cosa.
Pero también puedo decir que tanta risa, tanto lloro, esto de beber, bailar, hablar, amar, morir, llevarse la chaqueta, en el espacio de dos o tres horas, me ha llegado a paralizar la mirada. Empecé a recordar cómo algunas veces durante una u otra obra de teatro tenía la sospecha de que nadie se iría a casa hasta que todo se hubiera destruido. Hablo alrededor de Faces, intentado llegar a Nachmittag, tal como acordamos, pero no hablo de ella. Faces es demasiada coreografiada, cuidada para decir ¡qué histriónica! Pienso en el brazo de Jeannie cuando cae en la parte delantera del plano y después desliza fuera de vista, creando un espacio en el que Freddie pueda ponerse de pie.
Ahora puedo preguntar: ¿qué pasa con las caras que no expresan nada, o las caras que expresan sentimientos más elusivos, o las caras que se expresan a través de lo que ven, o las caras que al estar mirando no se expresan del todo, o las caras de las que se puede prescindir porque bastaría con dejar caer una pregunta? Si ya no dependemos de una cara, ¿qué diferencia puede haber entre quitarse las bragas y quitarse los zapatos?
Más que una adaptación de La Gaviota de Chéjov, Nachmittag es una interpretación. En lugar de exagerar las pequeñeces de sus personajes - egoísmo, ingenuidad, patetismo - como haría una comedia (y La Gaviota es una comedia), decide mirarles retenidamente e intenta empezar con lo que necesitan. Cada historia tiene un meollo distinto. En La Gaviota, los personajes actores y escritores basculan desde la promesa hasta la mediocridad, dando la impresión de que hacer algo bien o mal, tener éxito o fracasar, son los dos lados de una misma vertiente: saber sufrir mientras. En Nachmittag, no tengo por qué saber si Konstantin, el joven escritor, es bueno o malo, lo que veo son unas relaciones que han dejado de dar frutos, pero nadie llega a ser el responsable de la vida de otro. Me surge una pregunta: ¿qué ocurre si nadie tiene la culpa?
En Faces (y La Gaviota) hay eventos - antes de terminar la cena Richard le dice a Maria que vendrá a por su ropa el día siguiente - pero en Nachmittag, no hay eventos, sólo lo que queda tras ellos. Dos personajes vuelven pero antes de que volviesen, antes de que nosotros llegáramos, el daño ya estaba hecho. Sólo haría falta inspeccionarlo.
Y hay un lago, natürlich.