Hay algo menos previsible. Ruggles, por razones que no os voy a desvelar, acaba en una lejana ciudad del estado de Washington llamada Red Gap. El desfiladero rojo. O el hueco rojo, no sé. Ruggles, con su bombín, va al oeste. Y allí resulta ser no solo el guardían de la tradición europea sino también el guardián de la tradición de este nuevo mundo. Una tradición que es como una promesa, la promesa de la igualdad. Ruggles es aquel que recuerda unas palabras con las que esa promesa fue formulada, y es aquel que las va a realizar en su propia vida. Hay una escena muy bonita y divertida donde se ve algo extraño, que tiene que venir un extranjero a recordarles a los amables habitantes de Red Gap cual es su origen y qué promesa contiene ese origen.
La película es de 1935 y la dirigió Leo McCarey. En los rodajes, para pensar, Leo McCarey tocaba el piano. Todo era cuestión de ritmo, que no es velocidad ni lentitud, sino constantes modulaciones. A McCarey se le daba muy bien hacer reír. También se le daba muy bien hacer llorar. La película de esta semana es de reír.
McCarey fue quien tuvo la idea de juntar al gordo y al flaco. También dirigió la película más guay de los hermanos Marx. Lo que quiero decir es que para McCarey la comedia era al menos cosa de dos, al menos uno que hace y otro que reacciona. En esta película hay vestimentas extravagantes, patadas en el culo, polainas, bigotes recortados, risas estruendosas, escenas de borrachera y frases muy graciosas pero sucede a menudo que lo más gracioso no sean las frases sino la reacción de aquel que las oye. A veces es el tiempo que el personaje tarda en comprenderlas (tiene mucha gracia ver a alguien pensar, se oye casi el mecanismo ahí dentro de la cabeza), a veces el esfuerzo por guardar la formas, por no dejar ver que se reacciona. La comedia es trabajo en común y atención a las posibilidades de cada escena y de cada actor. La comedia es una inteligencia que reacciona a las posibilidades de la realidad.
Es este martes, a las ocho, en el cine-club de La Morada.
Se recomienda venir vestido a cuadros. También se pueden traer pastas de té o cerveza o whisky con soda o una batería (de música).