En la película de mañana martes 22 a las ocho de La Morada esa ella es él, Michele Apicella, nuevo profesor de matemáticas, nuevo inquilino de otra nueva casa que tiene por vecinos al viejo Siro Siri y a su joven amiga Chantal, y enfrente a Maximiliano y Aurora, cinco años en pareja y unos treinta de existencia. Además, hay un pájaro muerto por los disparos de otro vecino, una playa repleta de jóvenes enrrollándose y un autocar de profesores que cantan "Diez chicas para mí/...pueden bastarme/Diez chicas para mí/...quiero olvidarme/Cabellos rubios para acariciar y labios rojos sobre los cuales morir/¡Diez muchachas para mí que viven sólo para mí!/Quiero saber quién ha dicho que no vivo más sin ti”. Muchas parejas, hombre y mujer.
La película se titula Bianca, y con ella continuamos hablando del hombre, y su relación con el amor. Michele está solo y tiene una idea extremadamente precisa de la vida, o del amor. Parece como si cada vez que diera un paso, a la terraza al supermercado o al trabajo, se confrontara con este anhelo que de tan tan poderoso le hace a uno devenir brujo.