En le película de la semana pasada, En El Cuarto de Vanda de Pedro Costa, apenas un pueblo: gente que se narra a la luz de una vela, entre tos y tos, entre chute y chute, con relatos minúsculos, triviales, fabulosos. En Menq, en cambio, pueblo-nación, pueblo-marea, pueblo-océano compuesto por masas e individualidades que engendran ni más ni menos que ‘la imagen de un pueblo entero’. Imágenes y sonidos que buscan funcionar, en palabras del director, como ‘cardiograma del espíritu popular y el carácter nacional’. Esta peli es un extraño cardiograma que no solo documenta latidos, sino que contribuye a hinchar e hinchar e hinchar el corazón del espectador con un soplo elegiaco de una intensidad inusitada – el cine también puede esto.
Menq (Nosotros), dir. Artavadz Peleshian, 1969, URSS En le película de la semana pasada, En El Cuarto de Vanda de Pedro Costa, apenas un pueblo: gente que se narra a la luz de una vela, entre tos y tos, entre chute y chute, con relatos minúsculos, triviales, fabulosos. En Menq, en cambio, pueblo-nación, pueblo-marea, pueblo-océano compuesto por masas e individualidades que engendran ni más ni menos que ‘la imagen de un pueblo entero’. Imágenes y sonidos que buscan funcionar, en palabras del director, como ‘cardiograma del espíritu popular y el carácter nacional’. Esta peli es un extraño cardiograma que no solo documenta latidos, sino que contribuye a hinchar e hinchar e hinchar el corazón del espectador con un soplo elegiaco de una intensidad inusitada – el cine también puede esto. De que pueblo-nación hablamos? Armenio, Armenia. Menq retrata la vida diaria de un pueblo marcado por el genocidio de 1915 por parte del Imperio Otomano. La película se enmarca en un contexto de introspección histórica sobre esos eventos y sus consecuencias. En 1965, unos pocos años antes de la realización de la película, manifestaciones multitudinarias consiguieron que se reconociera el genocidio por parte del gobierno soviético. Menq es poema cinematográfico que desborda la explicación y todo banal nacionalismo. Por la relación música-imagen. Dice Peleshian que busca una relación entre imagen y música que no sea ‘una mezcla física sino una combinación química en la que la imagen se descomponga por el sonido y el sonido sea descompuesto por la imagen’. Y por sus usos del montaje que no se limitan a encadenar, sino que tienden a producir efectos circulatorios. La película se construye como una esfera rotando sobre si misma. Así en secuencias inolvidables de repatriación se muestra a un pueblo que se abraza y se besa. Pero es la película también que no deja de agarrar a los espectadores, de besarte y abrazarte, un abrazo potencialmente sin fin, un abrazo en el que dejas de saber donde comienza y termina un cuerpo, el tuyo y el del otro y el otro.
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