para poder vivir
y un pedazo de tierra
para poder morir.
Proyección próximo martes 20 – agosto – 2013 a las 20h en el cine-club del CSOA La Morada.
Milagro en Milán (1951), de Vittorio de Sica, está basada en un cuento de Cesare Zavattini titulado “Totó el bueno”. Zavattini habría querido que la película se titulase “Los pobres estorban”, y, en efecto, los pobres que han ido a dar con sus huesos en el descampado del extrarradio de Milán donde se levanta el poblado de chabolas de Bamba, no solo no tienen qué llevarse a la boca, ni a quién volver los ojos, sino que son expulsados incluso de ese refugio marginal donde han venido a instalarse de forma precaria. Los cuatrocientos golpes, de Truffaut, mostraría ocho años después hasta qué punto el horizonte abierto por antonomasia puede representar para quienes han caído en una ratonera, al mismo tiempo, el deseo de huir lejos, y la inexistencia de una salida que permita escapar. No sé si en la realidad Gerda se habría negado a creer a quienes aseguraban que Kai se había ahogado en el río, o si habría emprendido un viaje de búsqueda insensato a través de medio mundo hasta llegar al palacio mismo de la Reina de las Nieves. Milagro en Milán no termina con una escapada a un futuro mejor, sino que resuelve poéticamente la contraposición no promisoria que se establece entre, por un lado, un niño no corrupto, de mirada limpia, con el corazón lleno de amor, y, por otro, el horizonte cerrado a cal y canto de la miseria, de los que estorban, de los que son carne del “orfanotrofio”. Sin embargo… Oh, sin embargo. “¿No ves […] cómo con los pies descalzos ha llegado tan lejos? Su poder […] radica en su corazón”, le dice la mujer finlandesa al reno acerca de Gerda. “Me interesa destacar de antemano la mezcla de fantasía y humor un tanto surrealista que inyectaba Zavattini en su historia para trascender literariamente un tema tan crudo como el de la miseria del extrarradio. En las desgracias de Totó y sus amigos, obedientes a la lógica de la inocencia frente al acoso creciente de la especulación y el consumo, laten reminiscencia del Charlot de Tiempos modernos. El milagro a que alude el título (significativamente impreso al comienzo del film sobre imágenes del Bosco) surge un día de primavera en el poblado de chabolas donde se han instalado Totó, recién salido del orfelinato, y un grupo cada vez más numeroso de pobres como él, incondicionalmente solidarios en su marginalidad hasta la irrupción del acontecimiento milagroso, en el curso de una fiesta celebrada para inaugurar el campamento de Bamba”. Carmen Matín Gaite Me basta una cabaña
para poder vivir y un pedazo de tierra para poder morir. Proyección próximo martes 20 – agosto – 2013 a las 20h en el cine-club del CSOA La Morada.
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